ETHICS IN TECH: LA FALTA DE ETICA EN LA TECNOLOGIA.

Durmiendo bajo la antena

By Vahid Razavi

Chapters

Khaled El-Masri

La victima más conocida de las rendiciones de CSC es un hombre inocente llamado Khaled El-Masri. Nacido en Kuwait de padres libaneses, El-Masri creció en el Líbano antes de emigrar a Alemania durante la guerra civil libanesa. Finalmente se casó con una mujer alemana, obtuvo la ciudadanía alemana, se divorció y se volvió a casar. El-Masri se estableció en Ulm, en el sur de Alemania, donde trabajó como vendedor de autos y crió a cinco hijos con su segunda esposa. A fines de 2003, El-Masri tomó la fatídica decisión de tomar unas cortas vacaciones en Skopje, Macedonia. Mientras viajaba en autobús, las autoridades fronterizas macedonias lo detuvieron en la víspera del Año Nuevo de 2003 porque lamentablemente su nombre es similar al de Khaled Al-Masri, un presunto terrorista de Al Qaeda que también vivía en Alemania. También creían falsamente que su pasaporte era falso. Funcionarios de seguridad macedonios secuestraron a El-Masri, que tenía 42 años, lo interrogaron en una habitación de hotel durante más de tres semanas antes de contactar a la estación local de la CIA. Fue entonces cuando comenzó la verdadera pesadilla de El- Masri. Alfreda Frances Bikowski, quien estaba a cargo del centro antiterrorista de la  CIA en la  sección  de investigación  de  Al Qaeda, decidió  por “una corazonada” que El-Masri era un terrorista y lo designó para su rendición extraordinaria. El 23 de enero de 2004, más de un mes después de dejar a su familia en Alemania, El-    Masri fue transferido de Macedonia a custodia estadounidense. Los agentes de la CIA despojaron, encapucharon, encadenaron, sodomizaron y drogaron al padre inocente. Es lo que a la agencia le gustaba llamar “shock de captura”. 22

Secuestrado y sometido a una privación sensorial total, El-Masri fue trasladado en avión al otro lado del mundo, primero a una breve parada en Irak y finalmente a un centro clandestino de la CIA en Afganistán conocido como “Salt Pit“. Este es el conocido centro de interrogatorios (léase: tortura) donde solo unos meses antes, el sospechoso militante afgano Gun Rahman fue golpeado, desnudado de la cintura para abajo y encadenado a una pared de cemento a una temperatura bajo cero donde se congeló hasta la muerte. Su familia no fue notificada, ni nadie fue castigado por su muerte. De hecho, José Rodríguez, el funcionario de la CIA responsable de la muerte de Rahman, fue elogiado y recibió un bono en efectivo de $ 2,500 por su “trabajo consistentemente superior”.

Nada de esto era un buen augurio para el pobre Khaled El-Masri. De hecho, el inocente alemán fue golpeado regularmente durante el curso de su interrogatorio. También fue nuevamente sodomizado y encarcelado en una celda pequeña y sucia donde no era alimentado y se le daba agua rancia para beber. Mientras tanto, la CIA había examinado el pasaporte de El-Masri tres meses después de su detención, determinando que era legítimo y que su encarcelamiento no estaba justificado. La agencia sabía que había cometido un error evidente con El-Masri y se discutió internamente cómo solucionarlo. Una propuesta consistía en llevarlo en secreto de regreso a Macedonia y dejarlo allí sin informar a los funcionarios alemanes, negando todo si alguna vez hablaba. Mientras tanto, un abatido El-Masri inició una huelga de hambre y exigió a sus carceleros estadounidenses que le dieran el debido proceso o lo vieran morir. Después de 27 días sin comer, un período en el que perdió aproximadamente un kilogramo, o 2.2 libras, diariamente, se le concedió una reunión con el director del centro clandestino, un agente de la CIA conocido simplemente como “The Boss“. Admitió que El-Masri estaba siendo encarcelado injustamente, pero se negó a liberarlo.24

En abril de 2004, el director de la CIA, George Tenet, fue informado de que El- Masri estaba retenido injustamente y al mes siguiente, la asesora de seguridad nacional Condoleezza Rice ordenó su liberación.  Esto  ocurrió  cuando por primera vez los oficiales estadounidenses notificaron a la policía alemana que la CIA había secuestrado a El-Masri, el 28 de mayo de 2004 fue encapuchado y encadenado nuevamente, un avión de CSC lo llevó fuera de Afganistán y lo dejó en una carretera albanesa por la noche. No le ofrecieron ni una disculpa, ni dinero, ni recursos para que pudiera regresar a Alemania. El-Masri creía que estaba a punto de recibir un disparo en la espalda y que lo dejarían morir. Lo que terminó sucediendo, fue que lo arrestaron funcionarios de seguridad albanesa que creían que era un terrorista debido a su apariencia desaliñada. Cuando finalmente regresó a su hogar en Alemania, El-Masri se enteró trágicamente de que su esposa lo había dejado, llevándose a sus hijos al Líbano porque ella creyó que los había abandonado.25

El-Masri quería justicia, aquella que le habían negado durante tanto tiempo. Con la ayuda de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (American Civil Liberties Union), presentó una demanda en los Estados Unidos contra Tenet y otros funcionarios de la CIA, alegando violaciones de derechos de EE. UU y de derechos humanos internacionales.  Sin embargo, a El-Masri se le negó la justicia una vez más, ya que el juez de distrito federal falló en su contra en mayo de 2006, a pesar de encontrar que “sufrió lesiones” y “merece compensación”. El juez explicó que no tenía más remedio que desestimar la demanda de El- Masri porque representaba una amenaza para la seguridad nacional, una justificación que a menudo se usa para barrer las malas acciones del gobierno debajo de la alfombra.26

Luego, Alemania se hizo cargo del caso de El-Masri, emitiendo órdenes de arresto contra 13 agentes de la CIA en relación con el secuestro ilegal y el encarcelamiento de un ciudadano alemán. Ignorando una advertencia de la administración Bush, Berlín envió las 13 órdenes de arresto a la Interpol, aunque el gobierno alemán luego cedió bajo la presión de Washington y dejó de perseguir el asunto. Más tarde, el Tribunal Nacional de España solicitaría órdenes de arresto para los 13 agentes de la CIA involucrados en el secuestro de El-Masri, aunque tampoco surgió nada de esta solicitud. Finalmente, en mayo de 2012, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminó que Macedonia era responsable de la tortura de El-Masri y le adjudicó € 60,000 (US $ 78,500 en ese momento). Si bien Estados Unidos nunca se disculpó, Macedonia  finalmente  emitió  una  disculpa  formal  a  El-Masri  en  abril  de 2018.27

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